El posicionamiento mediático de Max Verstappen: La otra batalla

Getty Images / Red Bull Content Pool.

Por: Alberto Tello de Meneses / CEO Percepción Pública Latinoamérica.

11 de mayo de 2021.


Cuatro carreras de la temporada 2021 han transcurrido en la Fórmula 1, y fiel al perfil de este espacio y del profesional que lo suscribe, llama mi atención el proceso de comunicación estratégica del piloto holandés Max Verstappen.

En la exposición de la opinión pública a la comunicación masiva, puede ser muy difícil distinguir en qué momento la repetición de una idea se generaliza y se convierte en la idea dominante o ‘realidad percibida’. Por esta misma razón, al día de hoy resulta casi imposible que la afición de la máxima categoría considere al joven conductor del equipo Red Bull como algo distinto a ‘un piloto de otra liga’, sólo junto al siete veces campeón Lewis Hamilton.

Desmitificar un tópico tan abstracto para el seguidor promedio que no encuentra correlación con temas que van más allá de los autos, sería por demás una pérdida de tiempo. Sin embargo, Drive to survive’ y clips de los propios pilotos han venido retratando una realidad de la Fórmula 1 de la cual hemos platicado ampliamente desde el año pasado, y que antes era como ‘el secreto mejor guardado’: la comunicación estratégica. Para la realización de un verdadero análisis a profundidad, siempre será necesario conocer esta perspectiva que juega de forma agresiva dentro y fuera de la pista, tanto o más que una estrategia de carrera.

Max Verstappen llegó a Red Bull precedido de un gran cartel y destellos de conducción espectaculares, pero lo que le daba un atractivo particular era su edad: 17 años en su debut con Toro Rosso y 18 al ganar en su primera carrera con la escudería austriaca. El equipo no se equivocó, el talento de Max era innegable, pero la exposición de la marca con este hito de ‘joven maravilla’ alcanzó niveles espectaculares para el marketing de la bebidas energéticas. Eso lo convirtió en el tema de conversación y el embajador favorito de Red Bull fuera de la pista, lo que mediáticamente comenzó a construir el mito de un equipo que gira a su alrededor hasta estos días, y en el cual, el propio Daniel Ricciardo, [quien incluso terminó 32 puntos por arriba de él en la segunda temporada juntos], se sintió relegado, a pesar de que en lo estrictamente deportivo la escudería apoyaba por igual a ambos pilotos, en beneficio de contender por el campeonato de constructores.

La súbita partida de Daniel desnudó un tema de inestabilidad emocional en él, que se gestó más por la figura de Max, que por los resultados de ambos en la pista: su posicionamiento mediático lo eclipsó. Esta situación precipitó la llegada como reemplazo de Pierre Gasly, quien no demostró el temple necesario que se espera de un piloto de la academia junior de Red Bull y cuyo proceso sería cortado inclusive más rápido que el del anterior junior, el ruso Daniil Kvyat. El comparativo con los resultados de Vettel, Verstappen y el propio Ricciardo, cobró en el francés la segunda víctima de los de la academia, para dar paso en la misma temporada 2019 al anglo-tailandés Alex Albon, cuyo inicio fue más prometedor y le ganó una oportunidad para 2020, donde los malos resultados le mermaron mentalmente y terminó por ceder a la presión.

Cabe destacar que durante el proceso de estos dos últimos pilotos, se registraron declaraciones sistemáticas e incendiarias de Max sobre su rendimiento relativo dentro del equipo, mismas que si bien estuvieron basadas en resultados, parecían construidas para desestabilizar, aislar y destruirles psicológicamente, además de dirigir oportunamente la conversación de los medios hacia resaltar el contraste de su rendimiento [cuando el factor edad había dejado de ser relevante] y una percepción de superioridad abrumadora que ejerce cierta presión incluso en la escudería, situación que le valió para obtener [por expectativas] el nada despreciable segundo contrato mejor pagado de la parrilla.

Ganar poco más de una de cada diez carreras pilotando el segundo mejor auto de la parrilla puede ser mucho o poco, según se quiera apreciar, pero en el imaginario colectivo nada de esto habría tenido tal alcance sin las circunstancias en que se presentó, así como la repetición constante del discurso y el apoyo local de varios analistas y especialistas de su propio país, retomados internacionalmente como una realidad axiomática.

Para 2021, la escudería con base en Milton Keynes decidió regresar a la fórmula que mejores resultados ha dado para el desarrollo del equipo, y esa es la de contar con al menos un probado y experimentado piloto que no proviene de su academia: Sergio ‘Checo’ Pérez. Tras únicamente cuatro carreras y un proceso natural de adaptación al auto, el piloto mexicano ha recibido fuertes críticas de propios y extraños, a pesar de mostrar frecuentes destellos que prometen una competitividad que en muy corto tiempo ha llegado a estar [por instantes] encima de la del holandés, y aún en el proceso de alcanzar la constancia que le caracteriza. [Recordar que los pilotos junior removidos tuvieron acceso en diversos tests al Red Bull, además de una experiencia menos contrastante por sus inicios con Toro Rosso.]

En ese sentido, los patrones de decisión de la alta dirección austriaca muestran con claridad que la corta espera es hacia los pilotos de su programa, toda vez que los resultados de este último deben justificar el resto de la inversión, más allá de la expectativa por un piloto novato; razón por la cual, al recurrir nuevamente a un piloto externo de probada trayectoria, el análisis indica que retoman un patrón a largo plazo, en donde la idea de ‘poca paciencia’ alojada en el imaginario, es innecesariamente aplicable a un caso que, aunque en lo general pudiera resultar parecido, en lo particular cuenta con precedentes muy distintos a los hechos acontecidos recientemente.

Max Verstappen había mostrado una gran camaradería y entendimiento con el piloto mexicano, incluso más allá de la competencia deportiva, durante los múltiples compromisos comerciales de la marca.

El de Guadalajara tuvo una clasificación que lo relegó a la octava posición de arranque durante el Gran Premio de España, circuito en el cual, a pesar de su alta complejidad para los rebases, logró remontar tres posiciones en pista dentro de la zona de puntos, para culminar en el quinto lugar de la carrera.

Por su parte, el holandés lideró la mayor cantidad de vueltas tras adelantar a Hamilton en la largada, pero terminó en el segundo lugar, su misma posición de arranque. Durante esta carrera se debe destacar que vivió una de las detenciones en pits más lenta [4.2 segundos], de la cual responsabilizó al equipo [desviando la atención mediática de sí mismo], hasta que fue desmentido por el propio Dr. Helmut Marko, quien aclaró a la ORF de Austria que Verstappen “llegó a boxes sin que se lo pidieran”, situación ante la cual el representante de los Países Bajos, nacido en Bélgica, recapituló diciendo que “fue un mal entendido”.

Otro incidente importante de comunicación se presentó durante la vuelta 51 en el audio onboard, cuando su ingeniero [y ex-ingeniero de Sergio en 2014], Gianpiero Lambiase, en la búsqueda de apoyar al piloto con información que aportara a su disputa ante Lewis Hamilton, compartió por primera vez que el mexicano venía con mejores tiempos en las curvas cuatro y en la frenada de la diez, situación que detonó una violenta respuesta en el holandés, quien no se encontraba realizando maniobras defensivas dado que el inglés se encontraba a 11.391 segundos de diferencia en ese momento. Esto aporta elementos que sugieren analizar su estabilidad emocional en el caso previsto de que Pérez arroje cada vez más datos de utilidad para el equipo, situación que no ocurría con sus coequiperos desde Ricciardo y donde por segunda ocasión pública [después de quedar atrás de su compañero en la clasificación de Imola], no era el referente del equipo, aunque haya sido por unos instantes.

En mi experiencia profesional, el que por la noche del domingo Verstappen haya declarado para un show de Ziggo Sports en su país “…y al final siempre estoy solo en la pelea”, más allá de señalar un hecho incontrovertible hasta ahora, manda un dardo envenenado sin nombre, pero con un solo destinatario: su coequipero. Eso, en un ambiente tan politizado donde la amistad se termina donde empieza el interés del otro [como lo es el de la Fórmula 1], muestra nuevamente un patrón que busca desestabilizar y aniquilar a su competencia no sólo dentro, sino también fuera de la pista, generando con toda intención la nota periodística marcada por el colmillo de la familia Verstappen.

En el análisis, pareciera que Max se ha encargado de sepultar a sus compañeros de la academia más allá de la pista, es una competencia y se vale. Pero por otra parte están los intereses del equipo, y esa es una razón adicional por la cual la alta dirección de la escudería austriaca necesitaba un contrapeso probado con la experiencia del mexicano, ya que, aunque mediáticamente desde hace cinco temporadas se repite la idea de que Max es el futuro campeón, entre líneas la única razón para que esto no haya ocurrido desnudaría al propio Red Bull y motoristas como responsables. ¿Es así? Lo quieren comprobar. Mientras tanto, Christian Horner salió a respaldar la obviedad de los comentarios del holandés en entrevista para Motorsport.com, pero aprovechó a reivindicar al equipo y a Pérez: “Estoy convencido de que eso vendrá para ‘Checo’ a medida que se encuentre con más confianza y tiempo en el auto”.

Pareciera que los reyes del posicionamiento mediático, Helmut Marko y Christian Horner, podrían haber sido víctimas y verdugos, pero la sucesión de hechos me indica que ya deben de ser conscientes del manejo mediático de Max y Jos. Después de leer entre líneas el incidente de pits y la radio, puede ser cada vez más claro que alguien en Red Bull quiera exhibir públicamente las deficiencias ajenas para desestimar y distraer a los medios de los errores propios, para ser el número uno a cualquier precio.

Ahora sólo resta esperar a que Sergio ‘Checo’ Pérez apoye la confianza de la escudería con resultados, que estos vengan antes de que el entramado mediático genere una presión sofocante, que evite caer en juegos mentales y, si es posible, que refuerce su comunicación estratégica personal y profesionalice la de su equipo.


*Alberto Tello de Meneses es Consultor Senior en Comunicación Estratégica, imagen verbal/no verbal y manejo de crisis, además de ser un gran aficionado al automovilismo y el análisis deportivo. Asesora a diversas personalidades latinoamericanas, desde presidentes de algunos países, hasta ganadores de premios Oscar y Grammy; figuras públicas en general; empresarios y seres humanos entusiastas que pronto serán muy reconocidos.

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